Estamos en pleno boom de la emulación, pero que sabemos de emuladores y ley, y en que nos afecta.
La pregunta es: es legal usar los emuladores?
La respuesta es si, ha habido varias sentencias sobre la emulación que avalan la creación y uso de programas que recreen otros sistemas. Siempre que no se use el código de las máquinas originales.
La realidad es más compleja, porque el uso de Room´s, no es legal. Comprar o vender Rooms, es un delito, salvo que estén expresamente autorizadas o tengas el original.
Cómo es posible que existan plataformas como Pandoras Box?
Plataformas que emulan juegos y se pueden comprar legalmente, no son del todo legales, simplemente las empresas dueñas de los juegos originales, no gastan dinero en denunciar a dichas plataformas emuladoras.
Es muy conocido el caso de Playstation 2 en España, videoconsola muy pirateada, lo que contribuyó a su éxito o los famosos cartuchos de Nintendo.
Nintendo en la actualidad ha comenzado un amplia cruzada contra la piratería y los portales de Rooms.
Hay que diferenciar entre emular, piratear o hackear, pese a que la ley es bastante estricta sobre el tema, la emulación nada tiene que ver con la piratería.
No es lo mismo querer disfrutar de juegos fuera del catálogo, que de otra forma sería imposible, que aprovecharse del trabajo de desarrolladoras de videojuegos para lucrarse.
La piratería es totalmente ilegal y realmente puede suponer problemas importantes para empresas que usen software ilegal:
- Pueden suponer graves sanciones por inspecciones de software.
- En ocasiones contienen virus u otro malware oculto.
- No tienen actualizaciones o servicio post venta.
- Dañan la propiedad intelectual de los autores.
Actualmente, la emulación se encuentra en un limbo legal, los emuladores y Ley no se llevan bien, esperemos que este conflicto no nos llegue a salpicar a todos.
Nos encontramos con un conflicto ético, puesto que muchas desarrolladoras de software, sacan un producto y lo dejan morir, sacando nuevas versiones, con ligeras modificaciones debiendo volver a pagar por algo que ya teníamos.